¿Nos podemos fiar de la memoria?

Antes de argumentar esta pregunta debemos definir el concepto de memoria, que se define como la capacidad del cerebro de retener información y recuperarla voluntariamente. Es decir, la memoria es lo que nos permite recordar hechos, ideas, sensaciones, relaciones entre conceptos y todo tipo de estímulos que ocurrieron en el pasado. A pesar de que esta es la definición oficial, no es del todo cierto ya que ha sido comprobado por varios neurólogos que lo que hacemos es almacenar algunos recuerdos y luego completar la  información que falta con hechos que nos inventamos. Nuestra memoria es asociativa, por lo que tiende a relacionar cosas semejantes y a reescribirlas, por lo tanto, esos espacios en blanco que no conseguimos almacenar  los reescribimos con hechos parecidos a los que ya hemos vivido. La explicación evolutiva dice que poseemos una memoria adaptativa cuya función es recordar la información relevante los que nos lleva a olvidar los pequeños detalles. La mente al final se cree esos falsos recuerdos que ha creado la memoria y es por esto que cada vez son menos los jueces que aceptan los testimonios de los testigos sin pruebas adicionales que acrediten sus palabras. Como vemos, la memoria no es del todo fiable ya que creamos recuerdos falsos y los acabamos percibiendo como verdaderos.